Es la intervención restrictiva-malabsortiva (mixta) ideal, es la más realizada en el mundo a lo largo de la historia, y además es la que sirve de estándar de comparación con otras técnicas.

Es ligeramente más efectivo que el tubo gástrico frente a la Diabetes tipo 2, aunque en pacientes con menor exceso de peso son similares. También corrige la dislipemia y la Hipertensión en la gran mayoría de pacientes.

Nuestro equipo aconseja esta técnica con frecuencia, siempre de forma personalizada. Tenemos amplia experiencia.

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A través de 5 orificios de 0.5 a 1 cm en el abdomen, introducimos las pinzas, la cámara, y las endograpadoras para poder realizar la intervención sin necesidad de abrir el abdomen, sin cicatrices visibles. Consiste en la reducción del tamaño del estómago (mucho más pequeño que el tubo gástrico) y la creación de un cortocircuito en la digestión. Esto provoca que los jugos digestivos se junten con los alimentos en un punto más avanzado de la digestión, lo que condiciona que parte de los mismos no se absorban, especialmente las grasas.

En general, está indicada en pacientes con IMC>de 40, o >35 con comorbilidades. Especialmente IMC entre 45 y 55.
Nosotros la recomendamos, particularmente, en pacientes comedores de dulces, en pacientes con reflujo gastroesofágico y esofagitis (acidez de estómago), y en pacientes con Síndrome Metabólico.

Asimismo, la preferimos al tubo gástrico en aquellos pacientes con IMC entre 35 y 45 que difícilmente se adaptan a una dieta.

La pérdida de peso más importante ocurre durante los primeros 6 meses, pero se prolonga hasta el año o año y medio de la intervención, momento en el que se estabiliza el peso.

Necesita un seguimiento dietético y nutricional a largo plazo.
De lo contrario pueden aparecer anemia (falta de hierro), déficit de vitamina B12 y ácido fólico, falta de calcio o zinc, que pueden requerir tratamiento ocasionalmente.
Es tan importante el seguimiento como la intervención para lograr la pérdida mayor y más mantenida.